Un día, una joven caminaba al costado de un enorme lago ubicado en el departamento de Tacuarembó en su hermoso atardecer de otoño. Ella era una bella dama con un vestido blanco y una cabellera larga que se paseaba por el húmedo césped. De repente, una brisa helada corrió por su costado, mutilando su garganta, haciendo que su hermoso vestido se tiñería de un fuerte color carmesí. Con sus pocas fuerzas intentó pedir ayuda, pero sus esfuerzos fueron en vano. Sin previo aviso, varias manos grises y putrefactas emergieron del lago arrastrándola hacia el fondo. Intentó pelear, pero su cuerpo perdía mucha sangre con el correr de los segundos, desangrándola y ahogándola.
Cuenta la leyenda que aquella brisa, asesina a pobres almas inocentes, llevándolas y encerrándolas en el lago por la eternidad, torturándolas y desfigurando sus más valiosos recuerdos.
Joaquin Abella, 139 Palabras
Colegio San Gabriel, Colonia del Sacramento