EL ÁRBOL
Y ella corrió, corrió desesperada, corrió como si sus piernas tuvieran vida propia. Yendo a aquella plaza donde perdió a su amado.
Sus manos temblaron: a ahora lo recuerda. Su esposo murió, ya no esta mas con ella. Llena de tristeza se tira al suelo, no puede soportarlo, y sus ojos cataratas derramaron.
La naturaleza, apiadándose de ella, sus brazos extiende, invitándola a un destino mejor.
Es cálido, suave. Su mente compone con mil hojas la imagen de su amado. Corre. Corre hacia él.
Abre los ojos, solo para toparse con el viento.
Su cuerpo es de madera y su cabello de hojas.
Cuenta la leyenda que ahora con vida eterna, a su amado espera, en la plaza Dionisio Días.
Justino Garcia
colegio san Gabriel
Colonia del Sacramento
122 palabras