Había una vez un señor con una bolsa en su espalda que pasaba todos los viernes a la noche por las calles de Montevideo, Uruguay.
Cuenta la leyenda que a cada niño que se encontraba despierto los secuestraba, los ponía en la bolsa hasta asfixiarlo y ocultarlos en los basureros de esa ciudad (Montevideo).
Una vez un niño estaba volviendo del furbo a la noche en bicicleta, y se encontró con un señor con aspecto robusto, encorvado y con una bolsa de residuos negra, el niño siguió de largo al verlo, y sintió un fuerte golpe en su nuca. Minutos después, despertó en una bolsa y se sentía mareado y asfixiado.
Cuando salió de la bolsa, había tenido mucha suerte, pues pudo sobrevivir y salir de la bolsa en un basurero. Ni bien salió, encontró al viejo riéndose con el cadáver de sus padres en mano. El niño no paró de llorar y por rabia agarró una bolsa y se asfixió él mismo.